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ASTURIAS, PARAÍSO DEL OSO PARDO
Dentro del Paraíso Natural que es Asturias el Avistamiento del Oso Par- do Cantábrico despunta desde hace ya unos años y atrae a unos 20.000 visitantes que no sólo disfrutan con la observación de este animal si no que también han permitido dar a co- nocer los Parques Naturales, indes- criptibles, de la zona occidental de la Cordillera Cantábrica. Las montañas meridionales del Principado encierran una vida natural sin parangón con el oso pardo cantábrico, el mayor mamí- fero terrestre que habita en España, como máximo representante, aunque no exclusivo pues convive con el lobo ibérico, ciervo, rebeco, corzo, zorro y gato montés entre otros.
En la Península Ibérica ha habido his- tóricamente dos poblaciones de osos separadas geográfica y genéticamen- te: la cantábrica con aproximadamen- te 330 ejemplares dividida a su vez en dos subpoblaciones; y la pirenaica, compartida entre España, Francia y Andorra, con unos 40 ejemplares to- dos ellos de procedencia eslovena a partir de osos liberados en un progra- ma de reintroducción.
Dentro de la población oso pardo cantábrico, las dos subpoblaciones son la oriental (Palencia, Cantabria y Asturias con 50 osos) y la occidental (Galicia, León y Asturias con más de 250 ejemplares). Los Parques Naturales asturianos de Somiedo y de Las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias albergan la mayor cantidad de estos osos en la Península Ibérica. La experiencia de naturaleza intacta, virgen, repleta de especies de flora y fauna en estos dos parques naturales te hace pensar sobre la coexistencia natural entre especies, una vuelta a los orígenes en el que todos coexistíamos con armonía, cuando imperaba la ley natural. ¿Es posible que en un mismo entorno animales salvajes, ganadería, bosques milenarios, reservas de caza autorizadas y turismo convivan en armonía? Trataremos de responder a esta pregunta más adelante.
El Avistamiento de osos pardos en Asturias no siempre está garantizado; requiere conocer el monte, buscar un buen lugar, buena dosis de paciencia y educar la vista para que la imagi- nación no nos confunda y creer que cualquier cosa que se mueve o una simple roca es un oso, además de
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unos buenos prismáticos e incluso un telescopio. Wild Spain Travel, empresa española de Turismo de Observación y Naturaleza (con Luis Frechilla como responsable) y Trabau Ecoturismo, empresa local de Turis- mo Sostenible y Avistamiento de ani- males (Víctor Trabau es su alma, así como un fantástico txileiro o cunquei- ro) son una buenísima opción. Ellos, inmejorables conocedores del hábitat del oso pardo, eligieron tres enclaves en el occidente asturiano que además de osos escondían la belleza de sus bosques, el arrullo de las aguas de ríos, riachuelos y arroyos, una fauna
terrestre y aérea desconocidas, un paisaje salpicado por construcciones pintorescas, en definitiva, una simbio- sis en y con la naturaleza.
Es el momento de hablar de este des- conocido animal, y digo bien desco- nocido porque hay muchas cosas de él que nunca hubiera imaginado.
El oso pardo cantábrico tiene guan- tes y calcetines oscuros, casi negros, cara pardo amarillenta, flancos grisá- ceos y cuartos traseros pardos oscu- ros. Los oseznos, esbardos u osica- rios, presentan un collar muy claro que desaparece con los años. No es excesivamente grande, como mucho