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Embarcadero en el río Lagartos al atardecer Flamencos en el río Lagartos
Todo lo anterior dejaría de tener valor si no fuera porque Yucatán es, de suyo, un paraíso natural. No hay que perderse sus costas de finas arenas y aguas es- meralda y turquesa en playas como Progreso, las lagunas de Celestún, El Cuyo o Las Coloradas; donde los viajeros se dan cita para ver enormes “parvadas de flamencos” y otras aves endémicas o simplemente admirar un entorno natural prácticamente intacto. Son imprescindibles las playas del Pueblo Mágico de Sisal o de todo el litoral yucateco con más de 370 km de costa semi virgen des- de Celestún hasta El Cuyo, desde donde se puede aprovechar para bañarse y disfrutar de alguno de los 3.000 cenotes distribuidos por todo el estado, o bien, quedarse en uno de los nuevos hoteles distribuidos entre Mérida, Celestún y Valladolid que dan una cálida bienvenida a los nuevos pioneros de este territo- rio renovado e híper conectado.
Yucatán ofrece atractivos para todos los segmentos, desde naturaleza, aventura, arqueológico, arquitectónico, cultural, religioso, romántico, médico, gastronómico y mucho más. Visitar su renovado y dinámico sitio web te puede dar la oportuni- dad de conocer su extensa oferta turística e incluso hacer uso de su planeador de viaje. Una vez que visites Yucatán, querrás volver siempre.
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