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COSTA RICA, PARAÍSOS SECRETOS
Aquellos europeos vivieron aventuras increíbles en un territorio distinto y selvático, descubrieron con sus propios ojos una flora y una fauna absolutamente desconocida y fantástica. Todavía hoy, incluso en la capital, paseando por las Rutas Naturbanas se pueden observar pájaros u otros habitantes silvestres por raros que parezcan.
Acróbatas del viento
A 60 km de Cartago existe otro paraíso. Las aguas del río Savegre, en tierras del Parque Nacional de los Quetzales, descienden 40 km desde los 3.500 m hasta el nivel del océano Pacífico mientras su cuenca abarca unos 47 ecosistemas distintos generados por la diversidad climatológica y orográfica. Qué gran diversidad en tan poco espacio. Al pasear por sus riberas se descubren escenas de naturaleza cuasivirgen, mientras los sonidos de sus cascadas aportan la base rítmica a las melodías de los pájaros
La pureza de estas aguas nutre sus selvas y le dan un sabor especial a las truchas que se crían en pequeñas piscifactorías perfectamente integradas en la naturaleza. Descendiendo hacia la vera del río aparece la soda (taberna típica) de Miriam que combina zumos en el vaso, truchas en el plato con colibríes revoloteando en derredor del comedero de su terraza. Estos pequeños acróbatas del aire necesitan libar cada poco y no les importa que estés ahí. Su instinto gana. Ingieren su peso en néctar diariamente para batir las alas como un ventilador y sus corazoncitos a 1.200 latidos por minuto. Van acelerados pero genera una inmensa paz interior verlos volar porque alcanzan la perfección.
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