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ARTURO CARDELÚS
Como músico formado en clá-
sica, vivió en Budapest, Lon-
dres, Boston y ahora en Los
Ángeles. ¿Qué destacaría de
cada lugar, a nivel de aprendi-
zaje respecto a la música?
En Budapest y Londres me centré
en el piano. En Boston descubrí mi
pasión por la composición. Mi ciu-
dad favorita es Boston, porque allí
encontré mi verdadera vocación.
¿Qué anécdota destacaría de
cada lugar?, ¿Qué lugar para
visitar recomendaría a unos
amigos de cada ciudad?
En Budapest, el boulevard junto a la
Franz Liszt Academy, lleno de terra-
zas y con mucho encanto.
En Londres, Marylebone High, una ca-
lle muy inglesa cerca de la Royal Aca-
demy of Music. En Boston, el North
End, que tiene un ambiente increíble.
¿Cómo fue la experiencia ber-
linesa con la filarmónica?
Grabé con el sexteto Berlin Philhar-
monic Soloists en 2013 y 2016. En
aquel momento empezaba mi carre-
ra, y fue un trabajo que influyó mu-
cho en mi forma de componer.
¿Por qué Berklee significó
un cambio tan grande en su
formación?
Fue la primera vez que estudié compo-
sición y también la primera vez que salí
del mundo clásico. Berklee me abrió
a otros estilos como hip-hop, jazz y
electrónica. Supuso una gran apertura
mental y me ayudó a dejar atrás ciertos
prejuicios del mundo clásico.
¿Qué significa su segunda no-
minación a los Goya?
Un gran honor, aunque este año el
nivel es altísimo.
Actualmente está trabajando
en dos películas, una en EE.UU.
y otra de animación en España.
¿Nos puede contar algo de es-
tos proyectos?
Puedo hablar de una serie en la que
estoy trabajando, Terra Alta, basada
en la novela de Javier Cercas.
Y si es así, ¿le gustaría dirigir
una película?
Sí, en algún momento me gustaría,
pero por ahora estoy centrado en las
bandas sonoras.
Para finalizar, ¿qué banda so-
nora de una película famosa le
hubiese gustado hacer?
Amarcord.
Dragonkeeper cuenta con tres no-
minaciones a los Goya Mejor pelícu-
la de Animación, Mejor Música origi-
nal y Mejores efectos especiales.
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