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Desde allí nos dirigimos hasta la Catedral de Santa Ana (Saint Anne´s Cathedral) pero antes de llegar hay varias paradas obligadas siguiendo un entramado de estrechas callejuelas legado de la época victoriana que son una de- licia para la vista.
Los Pubs más antiguos de Belfast aparecen ante nues- tros ojos: The Spaniard, The White Tarbern, The Duke of York o la galería de arte urbano que hay en frente y sólo abre por las tardes-noches y que es una maravilla (Done- call Square North).
The Great Room Hotel es un espléndido hotel, en cuyo restaurante podremos participar de la experiencia del af- ternoon tea en uno de los mejores escenarios posibles. The Northern Ireland War Memorial Museum; pequeño y bastante camuflado pero muy interesante rinde home- naje a las dos guerras mundiales con toda una exposición de documentos videos, uniformes y otros objetos que son bastante ilustrativos.
Cambiamos de zona y nos vamos a visitar el distrito en el que se hallan la Universidad de Queen (Queen´s Univer- sity Belfast), el Jardín Botánico y el Museo del Ulster; los tres en el mismo parque, al sur de Belfast. Su vida es muy intensa de lunes a viernes. Se trata de un barrio muy victoriano y sugerente. Os recomiendo un paseo por él. La Universidad, la segunda más antigua de Irlanda, tras el Trinity College de Dublín, fue construida en 1845 por la Reina Victoria, en el estilo gótico de la arquitectura victo- riana y eduardiana, tanto en su fachada como en su bello claustro.
Ahora nos vamos buscando el cauce del río Lagan, hacia el Museo del Titanic y los Astilleros de Belfast (Titanic Quarter).
Unas enormes grúas amarillas, conocidas como Sansón y Goliat nos dan la bienvenida y nos introducen en la his- toria industrial de Belfast.
Ayuntamiento de Belfast
VIAJES
El museo se levanta donde estaban los astilleros Harland and Wolf. Los 27 metros del edificio coinciden con la altura que tenía el Titanic. Repasa la historia del barco desde su botadura hasta su trágico final. Este museo ha reportado un importante impulso al turismo a la ciudad de Belfast jun- to con el Titanic Boat Tour, así como el Festival conmemo- rativo que todos los años tiene lugar el mes de abril.
Antes de coger el coche y salir del centro histórico para continuar con las visitas a los alrededores de la ciudad, hay que hacer una parada imprescindible en el “Crown Liquor Saloon”, en Great Victoria St., sin duda uno de los pubs más bonitos de Irlanda y más antiguo pues data de 1826. Su fachada, de decoración victoriana, llamativa y llena de color con azulejos en las paredes y peque- ñas teselas de mármol en el suelo, anticipa su interior con esos privativos “habitáculos” flanqueados por unas bellísimas puertas de una madera magnificamente ta- llada (snugs) que te dan privacidad mientras consumes, aunque lo mejor siguen siendo sus cervezas. Su barra, impresionante, está repleta de grifos de todo tipo de cer- vezas. Lo difícil es elegir.
Justo en frente se encuentra The Grand Opera Hou- se, otro de los edificios más emblemáticos de la ciudad.
Llega el momento tal vez más duro de la visita, el que se adentra en la historia más reciente de la ciudad y del país. La visita al Muro que, desde hace ya mu- chos años, desde 1969, y planteado como solución temporal, separa los barrios católicos y protestantes. De hecho, tuvieron que aumentar su altura para evitar el lanzamiento de cócteles molotov y granadas de un lado a otro. Nos da una idea de lo que llegaron a ser los conocidos como “The Troubles” que azotaron al país.
No es mi intención hablar de este asunto, pero si me gusta- ría recomendarles la obra que un autor español, catedrático
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