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Cada destino tiene un au- rea, un atractivo especial que nos llega a través de noticias, fotos, de historia. En el caso de Panamá , a mi, particu-
larmente, me tenía muy intrigada. Quién no ha oído hablar de Panamá, por diferentes motivos, y el principal de ellos, por un canal que cambió la navegación del mundo. No es un lu- gar cualquiera . De hecho al bajar del avión cuando ese aroma a humedad, trópico, sensual sin duda alguna, te conquista, al pensar en ver el canal, me emocioné. Mi imaginación se dis- para con frecuencia... Empecé a reca- pacitar en como, no solo habría cam- biado el curso de la navegación pero también la vida de muchas personas. Los marineros tardarían menos en volver a casa, las cartas no llegarían a su destino cuando el contenido ya era obsoleto, cuántas vidas se habrán salvado al no tener que atravesar el peligroso estrecho de Magallanes en su ruta de las Indias. Sin obviar los petroleros, y la cantidad contendores llenos de productos de todo tipo que estarían dispuestos para la venta por lo menos dos semanas antes gracias a ese estrecho de 80 km. que ahorra 15.000 km entre Pacífico y Atlántico y cuyas esclusas levantan las naves 26 m hasta el punto más alto del Lago Gatún y luego las hacen descender uniendo un océano con otro. Un inci- so para comentar como el canal tuvo varios novios entre los que se encon- traban Nicaragua y Costa Rica, pero dado su temperamento volcánico, se eligió el lago Gatún en lo que hoy es el parque Natural de Gamboa, como enclave idóneo.
Impresionante edificio de cristal llamado El Destornillador
De corsarios, bai- les, sombreros y de Pedro Navaja
Canal aparte, Panamá tiene mucho que ver en un espacio relativamen- te pequeño. La sola panorámica del skyline de la capital hace que la cá- mara se embale, especialmente al atardecer cuando una luz entre vela- da ilumina sus rascacielos y la Ciudad Antigua que no Vieja. De la Vieja , que por cierto fue el primer asentamiento español, queda poco pues el Corsario Henry Morgan, haciendo gala de su oficio, la quemó en 1671. Aconsejo vivamente dar un buen paseo por la Ciudad Antigua al anochecer, que en
el trópico se da puntualmente a las seis de la tarde. Pararse a contemplar la Catedral Basílica Metropolitana Santa María la Antigua cuya mezcla de arquitectura y piedras testimonian la trayectoria de la ciudad. Entrar en alguno de esos hoteles que guardan un sello colonial, lleno de historias, cruentas, románticas, de todo un poco. Buenos ejemplos podrían ser el Central Hotel Panamá https://www. centralhotelpanama.com/ ; a su vera la jacaranda roja, el árbol de fuego del que brotan sus primeras flores , o el Comercio Americana Hotel www. americantradehotel.com/ Hablando de historias, la que cuenta la canción de Pedro Navaja , la escuchaba y la escucho con pasión y no pude menos
LA VENTANA DE MANENA
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