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Cabello; tenía fama su esplendida cabellera, por volu- men, longitud (casi hasta los tobillos) y porque era perfec- ta; numerosos cuadros dan buen testimonio de cómo era. Cada 3 semanas se lavaba el pelo con una mezcla de coñac y huevo y permanecía un día entero con semejan- te mejunje.
Le dedicaba una media de dos horas diarias a su peinado y cuidado y mientras estudiaba idiomas (especialmente griego antiguo y moderno), conversaba con sus maestros y se cultivaba.
La botica de la corte estaba permanentemente elaborán- dole fórmulas magistrales exclusivas para aplicarse en todas las partes de su cuerpo, de piel blanca inmaculada. Le gustaba sentirse orgullosa de su cuerpo (su cintura media 50-52 cm; su cadera 65 cm), lucir espléndida, pero a la vez, por timidez quizá, las miradas curiosas provoca- ban su retraimiento. Solía llevar velos, abanicos y hasta sombrillas.
Tenía tanta belleza como garbo; lo suyo era imponer moda, jamás se sometía a ella. Prefería los colores oscu- ros, de corte moderno, sobrios y elegantes a la vez. No era una mujer que quisiera destacar por un color fuerte o cualquier exceso, incluso de joyas.
Cuando se fue haciendo mayor optó por los cuellos altos muy elaborados.
VIAJES
Participó en concursos de saltos de obstáculos y mon- terías (Inglaterra, Irlanda y Francia). Mandó instalar una sala de gimnasia en todas sus residencias (es- paldera, barra fija y anillos) y en el Hofburg de Viena además un salón propio con equipo pesado. Toda una excentricidad para su época. Su resistencia era increí- ble.
Alimentación: este capítulo es el que más literatura ha suscitado.
Controlaba su peso casi a diario, tenía obsesión por conservar su aspecto juvenil y sus hábitos alimenticios eran insólitos para aquellos tiempos. Odiaba la cos- tumbre de la corte vienesa de 5 comidas diarias, ella jamás ingería alimentos después de las 6 de la tarde. Le gustaban los consomés vigorizantes antes del ejer- cicio físico (con muchísimos tipos de carne), las os- tras, los helados de violeta y el vino espumoso. Sobre si tomaba jugos de carne cruda, como se ha llegado a decir, no hay datos fehacientes, así como sobre la aplicación de mascarillas faciales con la misma carne.
Salud: fue enfermiza desde la infancia, con múltiples afecciones respiratorias recurrentes que la llevaban a pasar temporadas en el mar y en balnearios, y que preocupaban mucho a Francisco José; se sabe que a veces eran excusas para ausentarse de los desagra- dables compromisos oficiales y viajes de Estado que no le apetecían.
Comedor principal del Palacio
Deporte; su practica era diaria y entre sus favoritos: equitación, natación, esgrima, gimnasia y caminatas ex- tremas (hiciera frío o calor) de varias horas.
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