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PRODUCTOS GASTRONÓMICOS
Tras más de 2.000 años de evolución, el cocido
supone el súmmum de la gastronomía popular ga-
llega. Simboliza tradición, hospitalidad y conexión
con la tierra, uniendo generaciones y destacando
como emblema gastronómico y cultural.
Pero no todos los cocidos son iguales y el de La-
lín no es una excepción. Si bien no existe una
receta canónica, en los ingredientes encontramos
la diferenciación de este enclave y su disfrute es-
tará estrechamente relacionado con los vinos del
territorio.
Su estilo único le ha permitido consolidarse como
uno de los grandes cocidos y platos tradicionales
españoles, siendo la “Festa do Cocido de Lalín”
(Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2010
e Internacional desde 2020) una peregrinación
anual obligada para miles de personas.
COCIDO DE LALÍN Y EL VINO
Lalín se encuentra en un enclave único, el “km 0
de Galicia”, manteniendo una equidistancia entre
las principales ciudades gallegas y tres de las De-
nominaciones de Origen más reconocidas de vino.
A media hora de Ulla (D.O. Rías Baixas), Chanta-
da (D.O. Ribeira Sacra) y Leiro (D.O. Ribeiro), los
vinos de estas comarcas son fantásticos acompa-
ñantes de esta experiencia gastronómica y la visita
a Lalín bien merecería una escapada a cualquiera
de estos genuinos territorios vitícolas.
Como todo cocido, el ritual de servicio sigue un
ritmo concreto, comenzando por la reconstituyen-
te sopa, que agradece un caldo con reposo con el
que ganará untuosidad y sabor. Un albariño de Rías
Baixas con guarda en botella sería toda una decla-
ración de intensiones para un menú de altura.
Tras el preámbulo sopero, el cocido de Lalín debe
servirse en seco con piezas grandes. Cada corte
tiene sus texturas y sabores específicos, incluso
en la propia careta podríamos hablar de más de
una decena de sabores (timbre, morro, oreja…)
por lo que podríamos profundizar en vinos muy
diversos dentro de Ribeira Sacra como un deli-
cado Brancellao con crianza para el espinazo,
un Godello con barrica para suavizar los grelos,
un enérgico Caíño para aligerar la panceta o una
Mencía de cepas viejas para acomodar todo el
sinfín de sabores.
Pero el cocido es mucho más que una receta,
es un ritual que sigue tras la traca proteica y la
experiencia del cocido de Lalín debe ser conve-
nientemente cerrada con los tradicionales quesos
gallegos y la parte dulce donde filloas, roscas y
cañitas fritas son las auténticas protagonistas. Se-
mejante banquete sólo puede ser mejorado en su
cierre con uno de los grandes (y escasos) vinos
de Galicia: el tostado del Ribeiro. Un delicado vino
naturalmente dulce con siglos de tradición y que
es pura ambrosía. Todo un menú digno de las divi-
nidades castrexas.
Viñedos de Rias Baixas
Viñedos de Ribeira Sacra
Viñedos de Ribeiro
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