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 la casa son el vestíbulo, el recibidor y el cuarto de baño por su delicado embaldosado con motivos modernistas.
La ambientación y la cuidada decoración, con mobiliario original de la época, la convierten, sin duda alguna, en la mejor muestra del pasado indiano de Lloret de Mar.
Sin duda la sorpresa indiana más destacada nos la produ- ce su Cementerio Modernista.
Fechado en 1901 en él la huella indiana está muy pre- sente, así como imprescindibles fueron las inversiones de indianos enriquecidos comprando grandes parcelas para construir imponentes panteones para una localidad como Lloret.
Concebido como una “ciudad de los muertos”, con aveni- das, paseos, plazoletas, ... en él imperan las pautas de la jerarquía social; la avenida principal para los más pudien- tes y a derecha y a izquierda de la misma los hipogeos de segunda y tercera categoría.
Unos paneles explicativos multilingües junto a las tumbas más significativas, añadidos recientemente, dan testimo- nio de su datación, el artista-constructor y otras curiosi- dades. No les faltan a algunos de estos panteones histo- rias novelescas con algún que otro interrogante (Hipogeo Camps I Nonell)
Lloret de Mar no es solo su huella indiana, hay más; mucho más, como los bellísimos Jardines de Santa Clotilde. So- bre un acantilado con vistas al mar, entre la cala Boadella y la Playa de Fenals, en lo que en su día fue un viñedo
Detalle del cementerio modernista
Escalinata de las Sirenas, Jardines de Sta. Clotilde
de 26.830 m2, el Marqués de Roviralta, su pro- pietario, encarga a un joven paisajista y arquitec- to, Nicolau Maria Rubió i Tudurí allá por 1919 la realización de este espléndido jardín botánico de estilo romántico italiano como homenaje a su es- posa, que nunca vería concluido. Al ser un acanti- lado, había muchos desniveles que salvar y para ello recurre a rampas y escalinatas.
Entre escalón y escalón recurre a la hiedra en horizontal, y desde abajo la impresión es la de estar ante una cascada vegetal.
Con vegetación propia de la cuenca mediterrá- nea (pinos, tilos, álamos, pitósporos y cipreses); presencia permanente y rotativa de flores de tem- porada; fuentes en escalinatas y en pequeños estanques, equivalentes a musicalidad y arrullo de aguas; numerosas esculturas mitológicas y bustos imperiales, de bronce y mármol principal- mente, y corte clásico ; ninfas, hadas, duendes de piedra; terrazas, caminos curvos y rectilíneos que se entrecruzan, con tramos a distintas al- turas y maravillosas escalinatas como la de las sirenas de la escultora María Llimona, una sober- bia obra maestra.
HISTORIA, ARTE Y CULTURA
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